08 Feb Alimentación cuando buscamos un embarazo
Una adecuada orientación nutricional en la etapa preconcepcional es muy importante ya que muchas mujeres inician el embarazo con un estado nutricional subóptimo, como sobrepeso, obesidad, y con una ingesta baja de ácidos grasos omega 3, proteínas, yodo, cinc y hierro. Aunque las recomendaciones sanitarias actuales fomentan principalmente los suplementos de ácido fólico, en el período periconcepción también son importantes muchos otros nutrientes. Además, se ha demostrado que es mejor que la suplementación sea en la forma activa del ácido fólico, los folatos, ya que hay mujeres con una mutación genética que impide la transformación a su forma activa del ácido fólico.
La obesidad materna pregestacional se correlaciona con una menor frecuencia de concepción, una mayor frecuencia de anomalías congénitas y una menor frecuencia de nacidos vivos. La obesidad afecta a la ovulación, al desarrollo del ovocito, al desarrollo del embrión, al desarrollo endometrial, a la implantación y a la pérdida del embarazo. Las mujeres con diabetes e hipotiroidismo conocido, así como con hipertensión, deben tener un buen control antes de la concepción. Se ha demostrado que los cambios dietéticos disminuyen los trastornos ovulatorios y mejoran la fertilidad.
El enfoque en la nutrición y la salud en la preconcepción es importante no solo en las mujeres, también en los hombres. La infertilidad afecta a un 10-12% de las parejas en edad reproductiva, y una causa puede ser el índice de masa corporal (IMC) extremo en uno de los componentes.
Los hombres y las mujeres tienen una frecuencia elevada de subfertilidad cuando tienen sobrepeso u obesidad; la pérdida de peso y el incremento de la actividad física pueden ser útiles para mejorar la fertilidad.
La deficiencia de vitamina D en hombres y mujeres puede asociarse con infertilidad. En mujeres, la deficiencia de vitamina D puede asociarse con resistencia a la insulina y síndrome metabólico en el síndrome de ovario poliquístico (SOP); en los hombres se asocia con valores más bajos de testosterona y menor calidad del esperma.
En hombres, se ha demostrado que el calcio es importante para la espermatogenia, la motilidad espermática, la hiperactivación y las reacciones del acrosoma (zona del espermatozoide que contiene enzimas que degradan las capas externas del óvulo). Los recuentos espermáticos más sanos se relacionan con un aporte dietético óptimo de cinc, ácido fólico y antioxidantes, así como con la abstinencia del tabaco y el alcohol en ambos progenitores, no solo desde que se conoce el embarazo, sino desde antes del mismo.
Las recomendaciones para mejorar la fertilidad masculina consisten en la ingesta elevada de fibra, alimentos con un menor índice glucémico y una dieta baja en proteínas animales, además de la obtención de hierro de origen vegetal y la actividad física moderada. El estrés oxidativo se asocia con alteración de la espermatogenia. Sin embargo, la evidencia del beneficio de los suplementos parece ser débil e inconstante. No se sabe si los suplementos son tan eficaces como una dieta rica en antioxidantes.
Lo ideal sería que tanto la mamá como el papá llevaran una alimentación saludable durante toda su vida, pero si no fuera así, es adecuado iniciar los cambios unos 6-3 meses previos al inicio de la búsqueda del embarazo.
En la consulta preconcepcional nos aseguraremos de que los futuros papás consuman alimentos saludables que cubran sus necesidades, eviten déficits o carencias, la mamá se suplemente adecuadamente de los suplementos estrictamente necesarios (no son necesarios los multivitamínicos) y de este modo, inicie el embarazo con menor riesgo de diabetes gestacional, reflujo, obesidad, hipertensión y preeclampsia.
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